dilluns, 10 d’octubre del 2011

La dictadura de la imagen


Haciendo una búsqueda rápida por google lo que más aparece, como era de esperar, es una sarta de resultados con mis perfiles en redes sociales, perfiles que en principio no aportan demasiado valor fuera de constatar mi presencia en esos determinados entornos. 


Sin embargo, también se pueden ver otros tantos de provecho, como por ejemplo enlaces a mi blog de música, al que le doy bastante coba, un artículo-crómica del Hércules que me publicaron en un conocido medio alicantino, un tercer premio a un concursod e microrrelatos de la FNAC o la figuración como colaborador de Revogamers.net, la web líder de Wii y en habla hispana. Por lo general, en las dos primeras páginas de Google, que son las que según el estudio anexo son las que mira la gente, aparecen varios trozos de mi vida virtual que acaban formando un puzle más o menos interesante, aunque sesgados, de la actividad electrónica que practico. Unas 58 piezas exactamente.

La manera en que quiero aparecer es en cosas de las que me sienta orgulloso. Es exagerado sentirse orgulloso de tus hobbies, pero es un principio. Sinceramente no me obsesiona la idea de crear un perfil profesional ni la de configurar mi vida digital, es decir, de tirarme toda una mañana cocinando un menú a gusto del que me vaya a dar empleo. Mi perfil profesional es la sinceridad de no hacer nada que se escape a mis posibilidades so simplemente por el hecho de agradar o aparentar. El objetivo último, por tanto, es la hostidad. Para aprecer en internet basta con hacer loo que te gusta, me repito, y si te aplicas y eres bueno en ello, participas, compartes, discutes, debates y te mueves acabarás apareciendo sin darte cuenta de ello.

También es recomendable, esto ya a nivel más avanzado, estar pendiente a través de las alertas sobre lo que se dice de ti o de tu producto. Pero eso ya es entrar en otra dimensión, no es lo mismo controlar tu marca personal que tu marca artificial, ni las implicaciones personales son las mismas ya que no se alude a un ser humano sino a un objeto.

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